Celebramos con mucho amor una vida bien vivida. El 29 de junio, a los 81 años de edad, Bob Duckles murió pacíficamente en su hogar debido a complicaciones por EPOC. Le sobreviven Ana Patricia, su amada esposa por cuarenta años, sus hijos Beth y Jonah, sus nietos Ezra y Micah, sus hermanas Judy y Ann, y sus parientes políticos Nina, Jean, Pepe y Roy. Tiene parientes y amigos por todo el mundo y se le va a extrañar mucho.
Pasó su niñez en México, donde sus padres Ed y Jean Duckles trabajaron para el Comité de Servicio de los Amigos (AFSC por sus siglas en inglés) organizando proyectos de servicio por toda América Latina. Siendo un niño rubio y de ojos azules, aprendió a hablar un español fluido al hablar con los campesinos que volvían del campo en los pueblos donde sus padres realizaban proyectos. Era el mayor de cuatro hermanos, Ann, Judy y Rick.
Bob acudió a la Escuela de los Amigos Scattergood en Iowa, una preparatoria ubicada en conjunto con una granja a las afueras de Iowa City. En Scattergood aprendió manualidades y oficios, a cocinar, y a cuidar de sí mismo y de los demás al vivir en una comunidad Cuáquera.
A lo largo de su vida, las creencias e integridad de Bob lo llevaron a actuar a partir de una profunda convicción. A los 18 años fue objetor de conciencia y se negó a firmar su tarjeta de reclutamiento por lo que pasó casi un año en una prisión de baja seguridad. Mientras estuvo ahí, combatió un incendio forestal, dio clases y conversó con sus compañeros presos con quienes a menudo estuvo “de acuerdo en estar en desacuerdo”.
En sus primeros años de carrera trabajó para el Friends World College llevando estudiantes a viajar por México, y ahí conoció a su primera esposa, Margaret Molinari. Asistieron al Instituto Wright en Berkeley, California donde se recibió con un doctorado en psicología. Durante un tiempo trabajaron como padres temporales de niños vietnamitas heridos en la guerra y posteriormente para el Departamento de Comercio. Se mudaron a Indiana para trabajar para la Cummins Engine Company.
Nacieron sus hijos Beth y Jonah y los adoró a los dos. Fue un padre amoroso que les enseñó a sus hijos tanto a cocinar como a usar herramientas eléctricas. Siempre estaba dispuesto a empujarlos en el columpio, fabricar y volar un papalote, o montarlos en sus hombros o en motocicleta para dar un paseo. Él y Margaret se separaron pero pasaron el resto de sus vidas como padres conjuntos. Él incursionó en navegar en barcos pequeños por Maryland e Indiana, tuvo un velero O’Day llamado Quijote que navegaba ocasionalmente pero con mucha confianza.
Conoció en México al amor de su vida, Ana Patricia Dominguez, se casaron y se mudaron a los Estados Unidos. Su vida en conjunto la pasaron en Columbus, Indiana, San Luis Potosí, El Paso, Texas y Phoenix, Arizona.
Trabajó como asesor para una amplia gama de clientes para los cuales viajaba por todo el mundo. Desde Japón hasta Brasil, de Escocia a México, viajaba a menudo con grupos como el Instituto Kaizen para hacer entrenamientos y trabajar en la mejora de procesos. En particular, disfrutaba de establecer conexiones entre los obreros y los administradores, así como de escuchar las voces de aquellos que a menudo no pueden hacerse oír.
Era un ávido observador de la vida y tenía un ingenio agudo y un espíritu curioso e indagador. Disfrutaba pocas cosas tanto como descifrar el funcionamiento de un proceso. Desde observar cómo los obreros de una fábrica ensamblan bocinas de audio hasta hablar con las enfermeras de un hospital acerca de cómo realizan su trabajo, o hacer amistad con las personas y los trabajadores en su consultorio de terapia física, Bob siempre tuvo curiosidad e involucramiento con la vida y con las personas que le rodeaban. Podíamos contar con que tuviera un comentario sarcástico y alguna historia divertida acerca de prácticamente cualquier ámbito o escenario.
Era creativo con la madera y disfrutaba de las manualidades, y siempre estaba realizando proyectos en la casa. Siempre que algún aparato o mueble no cubría sus necesidades del todo, Bob lo arreglaba para que le funcionara mejor. Desde un estante de madera para sostener su ipad en la caminadora hasta las interminables alteraciones a la mesa del comedor, o las diez distintas maneras de hacer una repisa, siempre se la pasaba haciendo cosas para mejorar su casa.
Era un lector ávido, y una vez que se retiró Bob se volvió escritor, editor y organizador del Grupo de Escritura Avondale donde disfrutaba de compartir las obras en las que estaba trabajando con sus compañeros del grupo de crítica. Compartió partes de sus memorias acerca de sus aventuras al cruzar fronteras, su novela en proceso y ensayos sobre temas como la esperanza y la justicia social. Apoyaba incondicionalmente a sus compañeros escritores con sus obras, animándolos y editando sus textos.
Amaba profundamente a sus nietos Micah y Ezra, los visitó en Nueva Zelanda en el 2017 y disfrutaba de hacer videollamadas para hablar con ellos de cosas como velear, el hockey, la cocina y lo que les interesara.
Siempre le encantó cocinar y hornear. Entre sus platillos favoritos estaban el pao de queijo, la paella, las empanadas, los bollos huecos, los hot cakes, los panecillos y un muy especial relleno de salchicha y arroz silvestre durante las fiestas que según las distintas preferencias podía realizarse con nuez de nogal o nuez pecana.
Vamos a extrañar enormemente su inteligencia, curiosidad, integridad, ingenio, sentido del humor y su enorme corazón. Agradecemos muchísimo el tiempo que tuvimos con él. En lugar de flores, agradeceríamos donativos en su nombre a Médicos Sin Fronteras o al Hospice of the Valley.
Vamos a realizar una ceremonia virtual con comentarios de sus parientes y amigos, así como tiempo para que algunas personas compartan sus recuerdos el día 27 de julio de 2024 a las 3 pm, horario de Arizona. Si quisieran asistir, favor de presionar aquí.
Si desean compartir un recuerdo o saludo por escrito, ya sea en inglés o español, favor de enviarlo a [email protected]. A menos que se nos indique lo contrario, daremos por hecho que podemos compartir sus mensajes en esta página web.
Traducción de Belinda Cornejo